Cada una tiene opciones diferentes y pasamos buen rato manejando estos editores de camisetas, y nos hemos divertido bastante creando nuestros propios diseños. De tan sencilla como parece, casi infantil, a menudo pasamos por alto que en apenas un lustro se ha convertido ya en un pilar absoluto del verano deportivista, como el debate por el precio de los abonos, las consideraciones fashionistas sobre el diseño de las camisetas, o los autoengaños resignados de “Pues yo este año paso de aguantar a estos inútiles y no renuevo” que tienen menos consistencia que la de una píldora de sacarina en el café caliente.