En ella, Lucas remite a los blancos y negros que tanto le sirvieron a Reagan en su legislatura, para humanizar a los pilotos de los cazas rebeldes (conocemos sus nombres, sus rostros, conversan entre ellos) y sus némesis antagónicas, los pilotos de los Tie-Fighters (rostros cubiertos, ademanes robóticos, camiseta suiza nula interacción con sus compañeros de escuadrón). Un presidente que haría resurgir la guerra fría con la URSS, propiciaría un auge de las teorías neoliberales que promoverían la riqueza excesiva, la codicia y el auge de la especulación y que convertiría problemas complejos en conflictos duales, de buenos y malos, mientras que como bálsamo, reinvindicaría un regreso a las tradiciones de una América que nunca existió (cuyo epicentro eran los años 50) que promovería a través no solo de sus discursos y sus dos legislaturas, sino apoyado en la maquinaria de Hollywood.